sábado, 3 de febrero de 2018

Lo soñé

No sé si alguna vez escribí de ellos, seguramente sí, no lo recuerdo claramente, pero hoy volví a soñar

Tenía que documentar el encuentro de esta historia de amor, pongamos que se llama Vanessa y supongamos que él se llama Enrique.

Perdonen queridos lectores, pero yo soy sólo una espectadora, no sé bien sus nombres, sí, es cierto que los he soñado, sé que existen, no sé bien en que plano astral, pero existen…

Los vi, era una fiesta y ellos  fingieron no conocerse; los presentaron, pude ver como el corazón de ella palpitaba, llevaba un vestido rosa, de tela delgada casi transparente, la forma de su cuerpo se marcaba cuando se acercaba a alguna luz de aquel lugar, podías distinguir a detalle su figura, sus caderas, sus pechos, la tela graciosamente se adhería a su cuerpo, en medio del espectáculo a la luz de las velas creí ver como una vena se marcaba de forma extraña en su corazón, si tuviera algo de imaginación diría sin duda que intentaba encontrarse con ese otro órgano que tenía enfrente.


Y él, se preguntarán, que vi en él para pensar que algo había entre estos dos personajes, pues bien, pude notar, que al mirarla, ante sus ojos se abría el firmamento, esos ojos de cielo llenos de ternura y calidez, la reconocieron; su alma la ubico entre el tiempo y el espacio, supo que era ella, lo sospechaba desde las horas en que una fría pantalla les servía de puente para amarse. Como no iban a brillarle los ojos si ahora la tenía frente a frente, ya no había duda, ahora poseía la certeza aquella que se puso en duda con los años, era ella, siempre fue ella.

Todo hubiera sido perfecto, es decir, ese encuentro tan esperado, tan anhelado, sin embargo, no estaban solos, cada uno era tomado de otra mano, pero el hilo rojo, si, el hilo rojo jamás estuvo mas tenso, mas deseoso de encontrar el otro extremo.

Se saludaron como si nada (y como si todo), con esa clase de miradas que delatarían a cualquiera, yo sé que nadie los noto, no levantaron sospechas, yo lo sabía porque ya otras veces los había soñado…

Cada uno converso, degustaron las viandas que esa noche sirvieron, bailaron aferrados a otros cuerpos, pero justo cuando la luna estaba más encendida que nunca, sonó una melodía (…D'accord je t'ai confié / Tous mes sourires, tous mes secrets / Même ceux dont seul un frère / Est le gardien inavoué / Dans cette maison de Pierre / Satan nous regardait danser / J'ai tant voulu la guerre / De corps qui se faisaient la paix…*) que a ambos estremeció la piel, él lo sabía, era el momento, si no lo tomaba ahora, nunca más se repetiría.

Sin pensarlo se levantó, camino hacia ella, le tocó el hombro, ella le dio su mano y comenzaron a bailar, ella se aferró tanto a su cuerpo que estoy segura de que le rasgo la piel por debajo de la camisa…

Él se la comía con la mirada, se embriagaba en su aroma y la hacía suya en cada vuelta, en cada verso, entre cada estrofa de esa hermosa y apasionante melodía.

No mencionaron palabra alguna, así como el amor, el miedo también se notaba por los poros, sabían bien que al ser descubiertos el mundo entero los separaría, y apenas se estaban encontrando...

Termino el tema y cada uno retomo su sitio, pero las miradas, las palpitaciones no cesaban, lo sabían, otra vez, en menos de una hora estaban frente a esa sentencia de “ahora o nunca”.

Ella se levanto se dirigió al jardín, a ese enorme jardín que solo había mirado en postales, él la siguió con la mirada, nadie noto nada, fueron tan discretos, que esa noche solo la luz de la luna se enteró de aquel encuentro...

El hurgó bajo su vestido, ella le beso la boca y él le besos sus labios, ella le abrazo el cuerpo y él le enseño lo que era la vida, sus gemidos en silencio es algo que llevaran en la memoria de la piel, jamás en la vida habían sido tan dichosos, se entregaron no solo por instinto ahí se respiraba amor, no fue morbo de mi parte, no crean eso, pero tratándose de sueños, el que sueña siempre tiene el primer plano.

Se amaron, se complementaron, se tuvieron, se pertenecieron, ella volvió a su mesa, sus mejillas estaban tan rosadas, cualquiera que hubiera puesto atención se habría dado cuenta de sus recién estrenados labios rojos, labios que aun palpitaban al recordar su boca, al saborear la lengua de aquel amante que la tomo bajo la luna llena.

Él se disculpo con los asistentes, puso de excusa un malestar provocado por sus alergias constantes para poder retirarse a dormir, sabía bien que no podría seguir ahí, ver como otras manos la tomaban, como otros labios le hablaban al oído, como alguien mas la miraba como él no podía hacerlo delante de aquellos que los juzgarían, que los separarían, lleno de rabia, salió de aquel lugar, su sangre aun hervía, había sido suya, por unos minutos solo le perteneció a él, lo que aún no entendía  es que desde que la miro, ella ya era de él.


De la nada un estruendo me hizo abrir los ojos, pude ver los rayos del sol colarse por la ventana, eran las 6:00 a. m. y la jornada de otro lunes comenzaba.


Una vez mas gracias por leerme, por estar aquí y recuerden: NO PERMITAMOS QUE EL TIEMPO LE GANE A NUESTRA VIDA. Les dejo un afectuoso abrazo esperando que tengamos hermosas letras por leer.

viernes, 2 de febrero de 2018

Ya no es enero


Si, hoy me di cuenta que ya no es enero, que enero termino y no precisamente ayer, termino hace años, cuando mis ojos cubiertos de lágrimas pasaron de largo cerca del aeropuerto, cuando en lugar de dirigirme a la terminal camine  a un lugar distinto, cuando solo pude mirar entre sollozos repitiendo tu nombre y ahí, justo ahí, termino enero.

Y si, sé que vinieron otros, más de tres, quizás  siete, no lo sé, no sé con certeza cuantos pasaron o cuando deje de contarlos, pero pasaron, los viví, los sufrí, los camine…, y con cada uno la esperanza agonizaba, la ilusión de encontrarme con tus brazos se desvanecía, se me fugaba de las manos el calor que para ti tenia, poco a poco se secaban mis labios de tantos besos que te debía y que no fueron, esos besos que se llevó enero, aquel primer enero.

Por un tiempo, recuerdo bien, los coleccioné, me vestí de novia bajo la luna llena y esperaba que llegaras con el frio del atardecer, hoy mi piel y mis huesos duelen cuando sopla el viento, será enero, el dolor, el olvido, seré yo… no lo sé.

Clame por mucho tiempo para que la cita se cumpliera, y se me fueron los años, sin entender que ya había terminado enero…

Y hoy después de muchos años, sé que tu esperabas la llegada de febrero, de este febrero, así es, cada tanto la realidad se asoma y nos despelleja el alma, y en medio del ardor y el dolor, reaccionamos y entendemos que no era el mes, que no era la vida, que a veces amamos imposibles, o que confundimos posibles amores, que nos colocamos en protagonismos de cuentos que no fueron escritos para nosotros, que el por siempre felices no debía llegar con enero.


Y la vida tiene que seguir, porque enero termino y es febrero y ya llegará la primavera y le daré una nueva vuelta al sol y como en cada vuelta daré las gracias por lo que fue, por lo que no fue y por lo que está por llegar.



Una vez mas gracias por leerme, por estar aquí y recuerden: NO PERMITAMOS QUE EL TIEMPO LE GANE A NUESTRA VIDA. Les dejo un afectuoso abrazo esperando que tengamos hermosas letras por leer.