lunes, 29 de octubre de 2012

Soy, aún soy.




Aún me gusta el café
Sigo creyendo que debería editar un libro, pero cuando abro los ojos, recuerdo que tal vez a nadie le interesaría.
Aún me enfadan muchas cosas, y creo que mis manías se han incrementado, no tolero el transporte público, odio caminar en los lugares de mucha concurrencia.
Aún me enamoran las tardes de lluvia.
Me gusta usar escote en las blusas.
Soy firme creyente de la fidelidad, aunque a veces a solas, creo que lo en realidad sucede, es que le temo a la infidelidad.
A veces cuando el ruido es insoportable solo quiero dormir…
Aún me gustan las mariposas, sigo coleccionando tazas aunque no haya agregado ninguna a mi colección en el último año y medio.
Me gusta el limón y jamás dejara de gustarme.
Los paseos largos ya no me hacen dormir tanto, y si bien añoro esos viajes por Lujan que jamás viví, estoy segura que algún día podre cantarle a la patria de la primavera, es un sueño que debo cumplir.
Cuando el presente me atemoriza, busco refugio en las cosas que no viví, lo sé, ahí solo vive el recuerdo de lo que no fue y no el presente que se vuelve frustrante por minutos.
Aún canto cuando me siento triste y si, también lo hago cuando estoy feliz.
Estoy aprendiendo a resignarme a disgusto, y es que dicen por ahí que también aprendí a presionar.
Quiero aprender a ser indiferente.
No me resigno a creer que la vida no es justa y es justo por  eso que creo que cada quien tiene lo que se merece o lo que busca…
Me he vuelto criticona de las vidas ajenas, seguramente es mi forma de gritarme las verdades a la cara sin ponerles mi nombre.
Valoro cada pieza de mi colección de tazas, y soy muy celosa de los regalos personales, por desgracia, les dejo de dar importancia cuando sé que no son valorados como deberían…
Quiero que mi primer hijo lleve de primer apellido “Romero”, ¿alguien se ofrece a tal disparate?
Extraño subir al Ajusco los fines de semana, siempre me hizo feliz estar con quien desde niña considero mi persona favorita, extraño imaginar historias mientras veía pasar la vida en aquel pueblo de miradas desenfadadas.
Desde hace varios meses quiero un elote con mucho chile.
Quiero despertar con amaneceres de olor a chocolate y amores de fondo.
Se me ha metido en la cabeza comprarme un babydoll, no sé si lo use, pero quiero uno, tal vez algún día me atreva.
Me he vuelto poco paciente a los errores ajenos, pero si ya lo advertiste… ¿qué caso tiene darle vueltas al mismo asunto?
Me preocupa no ser feliz, porque a falta de esta, el aburrimiento se cuela entre la ropa.
Dejar a una lado mis sueños por los sueños y necesidades ajenas es algo que no vuelvo a hacer, por más delicioso que sepa un beso.
Aprendí que el punto no está ni en aprender de tus errores, ni en entenderlos, el punto es “dejar de cometerlos”.
Reafirmo que no me gusta ni el queso, ni la crema, ni nada de esas cosas, también descubrí que la leche comienza a dañarme.
La comida sin picante no es comida, en mi paladar se vuelve como comida de bebe.
Valoro tanto el silencio y la tranquilidad como las estrellas que veía en las noches  de vacaciones en hidalgo cuando era niña.
A pesar de que mi reloj biológico me dice que es momento de ser mamá, mi mente y el sentido común me dicen que no, que no es opción.
Creo que el amor que se plasma en un acta ante un juez de lo civil no es para mí, creo que el día que no quiera estar simplemente me iré, no veo necesario pagar  más de lo que cuesta un mi boleto de avión hacia algún sueño.
Me gusta el sentido de pertenencia, es útil cuando se trata de defender lo que mi trabajo me costó ganar.
Amo poder escribir lo que en realidad siento, la gente encuentra fascinantes las historias ficticias, pero creo que  a veces es más difícil escribir en primera persona.
No me conformo con menos… puedo resistir, pero jamás me conformare, así no soy yo.
Cuando me siento ajena a algún sitio jamás desempaco, y es que, jamás sabemos cuándo será el momento de partir.
Sigo respetando al tiempo como el recurso personal no renovable más preciado, es verdad que el tiempo es eterno, pero la eternidad no viene en bolsitas de a litro.
No creo en las lágrimas de salida fácil, ¿rompes el plato y lloras porque hiciste ruido?
La lealtad no es una elección entre mis hermanas, más bien es como un líquido que corre entre las venas, es muy parecida a la sangre, pero no es del mismo color.
Puedo amar hasta la luna, pero no por eso soy una lunática.
Creo que vivir es de todos los días y que sobrevivir a la larga es de perdedores.

Saludos amigos! Nos leemos la próxima!!!!

martes, 23 de octubre de 2012

Mienteme




Miente para variar, eso es lo que hace todo mundo…
Mentir, inventar, ocultar, fingir, de eso también se componen las relaciones, “te digo la verdad a medias, porque completa te devastaría”…
Finjo que no entro a tu facebook, pero lo hago cada vez que siento una opresión en el pecho -te dije que sería difícil-, no me justifico argumentando una advertencia, sé que está mal, como mal está el que coquetees con cuanta mujer se te ofrece (no aprendiste nada la primera vez).
Sabía que lo sabias, pero hasta hoy me pregunte porque no me has reclamado.
Estas horas han estado llenas de teorías, algunas brillantes, otras fantasiosas, en fin… son solo teorías, pues la única verdad la tienes tú.
Pensé que esa era tu forma de mantenerme “a raya” ya sabes, te espió mientras me espías –es loco, pero suele suceder…-; también pensé que así era bueno, mentirnos y fingir que no pasaba nada, yo no diría lo que vi y tú no dirías que lo sabes, la comodidad ante todo… pero, podemos vivir a base de desconfianza y mentiras?
Si queridos lectores, lo piensan bien, esta, es una historia ficticia, una historia que podría o no ser real, seguramente saben de alguien a quien le paso, el amigo de un amigo, o algo así; el caso es que el día de hoy que tengo la sensibilidad a flor de piel (tengo algunos días así), tal vez sea porque poco a poco me he quitado una venda de los ojos que no me permitía escribir, si, poco a poco vuelvo a ser yo.
Mirar al mundo a través de mis ojos es mi finalidad, convertir el sentimiento más complejo en una frase que pueden o no poner en su muro de Facebook, o en el mejor de los casos en su mente, si justo ahí donde las buenas frases encuentran cobijo.  
Mujeres y hombres del mundo, un consejo:
“En una relación hay que darlo todo, si resulta, no busquen un final feliz y si no resulta, pues sigan contando historias, enamórense todas las veces que puedan, tarde o temprano el mundo será, como debe ser.”
Nos leemos la próxima!
Feliz tarde de octubre.

martes, 16 de octubre de 2012

5 de octubre






Puedo aprender a comer limón, a dejar el café sin azúcar, puedo comer crema -con mucha salsa para disfrazar el sabor, puedo dejar de ser, para aprender,  pero ojo! no para ser como los demás quieren que sea, aunque si algo tengo es que soy tolerante hasta el punto de la devastación.
Tenía mucho miedo de sentarme a escribir,  siempre que lo hago termino descubriendo algo, que si bien me ayuda a estar mejor, no siempre son buenas noticias, aun así aquí estoy con lo que fui, con lo que soy, con lo hice y con todo lo que quisiera hacer; tengo miedo de que la verdad salga a la luz y me explote en la cara, tengo miedo de volverme consciente y de decir adiós…
Las telenovelas por años (supongo que más de 30) nos vendieron la idea de que los hombres eran hermosos y elegantes simios que se dejaban manipular por sus madres o por las zorras que se les metían entre las sabanas; pasaban más de cuatro meses victimizando a la protagonista que durante toda la telenovela se la vivía llorando, la subían a un pedestal y poco faltaba para que la compararan con la virgen.
Pasaron los años y las series de televisión nos mostraban a hombres divertidos, arrogantes, guapos, enamoradizos; por otra parte las mujeres se volvieron rubias voluptuosas o mujeres de piel blanca pero sin chiste, eso sí llenas de comicidad, mujeres que amaban los chocolates, que tenían que verse como tontas y meterse en líos, mujeres que al inicio eran mal vestidas algo que se convirtió en trillado ya que después de algunas temporadas se convertían en modelos de belleza.
Los libros -por lo menos los que me llamaron la atención en mis años mozos- nos hablaban de mujeres y sus temores a vivir, a sentir, era sobre hombres que no las comprendían, sujetos fríos, algunas veces crueles e insufribles; la búsqueda por parte de ellas de su identidad, el dejar de ser del montón, para convertirse en mujeres auténticas; la liberación previa a romper las cadenas del conformismo para así dar paso (no sé si para bien) a convertirse en una cabrona bien hecha, después de todo “los hombres las prefieren cabronas”, o no?
En la vida real, bueno aún no tendría algo definido, en casa me enseñaron a ser una buena ama de casa, se cocinar -fui buena observadora- se hacer el aseo -detesto el desorden-, se lavar -porque siempre he odiado como lo hacía mamá-, en cuanto a esa “sobre protección” que le hago a quienes amo, esa, esa creo que  es más una condición personal mezclada con un poco de herencia materna; me enviaron al colegio para que no me conformara con menos o para que siendo mayor me buscara mi propia suerte; llegue hasta la universidad -a la mejor- por convicción y porque por lo menos hasta el día de hoy mis ganas por saber no han sido satisfechas.
Sobre ellos, bueno, sobre ellos no me hablaron mucho, mi padre me aconsejo llegar virgen al matrimonio y lo único que podría decirle ahora seria “lo siento papá, pero no se trataba de “querer llegar”, en mi cabeza siempre tuve la idea de hacerlo con la persona correcta, siempre supe que lo haría con la persona que hiciera que la vida supiera mejor”; mi madre se la paso hablando mal de papá, si optara por esa idea, seguramente no me agradarían los hombres, les mantendría cierto grado de rencor, por fortuna entendí que cada quien habla como le va en la feria; como pueden ver no tuve una buena guía para esto de los hombres y las relaciones.
 De la gente que me rodea entendí que el amor existe, que es real, que tarda en llegar, pero que llega, que no se trata de buscar sino de dejarse encontrar; que el hombre ideal existe y que es así en la medida de lo que deseamos tener a nuestro lado, en la medida en que se lo hacemos saber, el hecho es que nadie lee la mente -bueno, casi nadie- una buena relación se forma, se pule, se cuida, de ningún modo  surge perfecta, aquí no existe generación espontánea, no hay nada más estúpido -por lo menos para mí- que decir te amo después de tres horas de haber “conocido” a alguien, no hay nada más extraño que decir que conoces a alguien después de convivir 10 años con alguien en particular, somos seres cambiantes que jamás dejamos de crecer, de aprender, es por eso que creo que nunca terminas de conocer a quienes te rodean.
Caminamos por la vida, recibiendo información, tomamos y compartimos la ideas que tenemos  de cómo vemos la vida, nos creamos  una percepción de cómo es o como seria amara alguien ; creemos saber cómo debemos amar y a quien, pero en realidad no tenemos ninguna idea firme, vivimos pensando si hemos tomado la decisión más correcta y nos atormentamos de que no sea así; enamorarnos del encantador, del complicado, del patán, del arrogante, del inseguro, del ingenuo, del galán, del inteligente, del tierno, enamorar al indiferente y hacerlo un algodón de azúcar se vuelve  nuestra misión imposible…
Cada libro, cada historia real o ficticia tiene su propio príncipe o verdugo, pero el hecho es que debemos buscar al que o a la que nos haga felices, elegir a quien se esfuerce por ver una sonrisa en nuestros labios, a quien sea capaz de luchar en nuestro nombre, alguien a quien le puedas confiar tu secreto más escondido, entendiendo que a esa persona no le tienes secretos.
Alguien que ame amanecer, desayunar, comer y cenar con nosotros, alguien que tenga mirada de luna y olor a cielo, que sea de sentimientos con textura de nueve, pero que a la par sea tan fuerte como un roble, un humano tan humano, que de repente quiera dejar de serlo, para llevarte a lo más profundo del paraíso; alguien que sepa de nuestros defectos y de nuestras debilidades, así las sorpresas vendrán en las fechas importantes y no serán por descubrir alguna que otra manía.
Si me preguntan a mí, yo creo que es difícil, pero no imposible, allá afuera hay alguien que en el fondo buscando lo mismo que nosotras, el punto es estar en lugar correcto en el momento indicado, quitarnos los lastres del pasado, romper con los miedos propios y porque no, con los ajenos, caminar, dejarnos encontrar y vivir, ser felices y tatuarnos en la mente que esa es nuestra única obligación.
El amor siempre será difícil, sabemos que enamorarte es cosa fácil, amar es algo  complicado, a algunos de nosotros nos cuesta compartir nuestra individualidad, pero no es imposible hacerlo; ser fiel no es una opción, escuchar es lo más recomendable y hablar en definitiva es imprescindible y claro el tiempo, es sin duda alguna FUNDAMENTAL.
El chiste es conocer, seguir conociendo y jamás dejar de hacerlo, quedarte si eres feliz o irte si la felicidad se volvió costumbre o necesidad.
Les dejo que esta última idea, a ponerla en práctica, a ser felices…
Nos leemos la próxima, besos!

lunes, 15 de octubre de 2012

Volviendo a escribir





Indudablemente todos en algún punto de la vida nos atrapamos de alguna novela o historia ficticia, alguna noticia, un cuento, alguna serie de T.V., en fin, podemos soñar, idealizar, esperar que el cuento de hadas se vuelva realidad…

Hace unos días descubrí una de mis telenovelas favoritas “café con aroma de mujer” la vi la primera vez que la pasaron en México, y para ser honesta esa fue la primera historia que me atrapo no solo el interés sino el corazón, ya saben, la ilusión de ese amor fiel, puro, lleno de intrigas, que al final y después de librar todos los obstáculos el amor triunfa.

Bueno eso por lo menos a grandes rasgos, pero que hay de la historia, del comienzo, un amor que nace de una promesa, de una fecha de encuentro, de un octubre que jamás llego, por lo menos no como se planeaba; si esa en la historia era una gran idea, pero que pasa cuando traspasa la pantalla y se vuelve parte de nuestra historia de vida, y no porque se pretendiera, todo lo contrario, una sucia treta del destino lleva a prometer un enero que jamás llego, una promesa de amor que era “por siempre”.

Algo que tengo que dejar en claro antes de seguir escribiendo por respeto a mi amor presente es que no anhelo, ni añoro, no deseo y mucho menos extraño ese amor pasado, pero es inevitable que al revivir esta historia, no me vengan recuerdos a la cabeza, recuerdos que conforme desfilan en mi mente son analizados, son desmenuzados para su análisis, si, y la pregunta es ¿acaso vivimos buscando nuestro cuento rosa?, ¿acaso todos vivimos pensando en escribir y  así pasar a la historia construyéndonos un cuento de hadas?

Y de ser así, ¿por qué no nos volvemos como los protagonistas?, ¿por qué no buscamos un empleo dudoso para ir a Inglaterra?, ¿por qué no vendemos todo cuanto poseemos y nos inventamos un plan en bicicleta para llegar a Lujan?

¿Por qué nos quedamos con la idea de que todo tiene que suceder porque si?, es como si tontamente esperáramos que “el escritor” de nuestra historia, por si solo nos fuera a dar la pauta para seguir el camino correcto, esperamos ordenes, pistas, señales que nos guíen en la búsqueda del ser amado, deseamos que alguien nos diga cómo hacer las cosas.

No sé si por cobardía a nuestras propias decisiones o por miedo a que el sueño que perseguimos se convierta en pesadilla antes de tocar la luna, es que esperamos ser guiados, tenemos atravesar montañas, de pronto el cruzar un océano nos es imposible, subir a un avión y gritar “te necesito” en tierra extraña.

Imaginar, anhelar, desear vivir un amor épico que deje huella en el mundo no es sinónimo de sufrir, de temer, de dejar ir, para nada se compara al martirio de un amor que se niega a ver la luz del día, quien te diga que para amar se tiene que padecer, seguro no sabe nada del amor.

Amor es vivir, sentir, ser feliz, aprender, tropezarte y levantarte en segundos, comprender y reír; idealizar es subir a un pedestal a un mortal, tan mortal que puede morir en cualquier momento.

Es bueno apasionarnos por historias, es bueno imaginar ser las protagonistas de alguna novela, después de todo soñar no cuesta nada, pero lo que no podemos darnos el lujo de permitir, es que te conviertan en la víctima de una novela de misterio.

Bueno queridos lectores, después de una larga ausencia ya me siento lista para volver a escribir, espero que disfruten de esta entrada, tanto o más como yo disfrute hacerla, les dejo besos y muchos agradecimientos por seguir visitando este su espacio.

Recuerden “enamórense todas las veces que puedan y si es de la misma persona, pues mucho mejor”.

Besos, nos leemos la próxima!!!!