Escucho tus pasos en la lejanía,
vienes con el amanecer, no sé si eres tú quien acompaña al sol o eres tú quien
me brinda la calidez de la mañana.
El brillo enceguecedor aun no me
permite distinguir tu figura, tan cerca… tan lejos, tan mío, tan nuestro…
Le exigí al tiempo un momento
entre los rayos del sol para despertar junto a ti, le pedí un huequito entre tantos
minutos que tiene su puesta, le entregué mi vida a cambio de ese
instante y entre sueños pude ver tu mirada de luna, con ese brillo azul celeste
que me cala hasta los huesos, pude verte, pude sentirte, ¿me escuchaste?
Susurre un te amo a tu oído con
la esperanza de que tu cuerpo se estremeciera al escuchar mi voz, pero todo
sucedió tan rápido que en el segundo parpadeo mi alarma sonó y no hubo más
remedio que encender la luz, y como siempre la falta de ti me regreso a la
realidad a este presente egoísta y cruel, que a pesar de mi amor y de mi
necesidad de ti, te mantiene lejos.
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