sábado, 10 de diciembre de 2011

¡¡Precaución!!... ¿los miedos andan sueltos?


Siempre lo he pensado y creo que muchas veces lo he escrito, soy muy complicada, a veces irracional, me pierdo entre mis miedos, y esa manía de imaginar a veces se vuelve en mi contra,  me hace alucinar, nada tan enfermo por fortuna, pero si no muy grato a pesar de que no lo hago tantas veces.


Perder, dejar ir, son palabras fuertes dentro de una relación, quien de ustedes no lo pensó alguna vez estando enamorado, veo muy difícil que exista alguien por ahí incapaz de sentir temor de perder algo que se está amando.


En mi caso creo que la raíz de mis miedos esta en el hecho de que me acostumbre por mucho tiempo a sentir  esa tensión en la espalda, ya saben esa opresión en el estomago, eso que se siente cuando algo va a suceder; sí, esto era parte de mi rutina, lo sentía más de 5 veces por semana, era un infierno, nada imaginado por mí, eras sus acciones, su forma de actuar, de proceder, era esa falta de seguridad que me abrumaba, mal por mí que aguante mucho, bien por él que lo supo hacer. 


Pasado el tiempo termine con esa relación, sin embargo pasa como con las cosas que aprendemos a lo largo de nuestra vida escolar, la información se queda ahí, si bien la mayoría no somos bibliotecas ambulantes, si tenemos la capacidad de RECORDAR las lecciones, los ejemplos o las vivencias; y precisamente la última fue la que hizo estragos en mi cabeza y echo a caminar a mi ardilla, no sin antes embriagarla con angustia, con preguntas sin respuesta y algo de incertidumbre, yb sí, pienso lo mismo que ustedes, ¿qué no era más barato utilizar tequila?.


Al parecer el estado de felicidad extrema en el que me encuentro hace que en algún punto sienta que puedo perderlo todo (las horribles alertas y los focos rojos se encienden justo aquí),  y esto sin temor a equivocarme creo que son estragos de todas esas relaciones en las que las cosas no eran lo que parecían, ¿por qué cargar con ello? Pues es una carga normal, es como los olores, los sabores  que nos recuerdan momentos, poéticamente hablando así podría compararlo, pero bueno, el hecho es que los miedos son (en muchos casos) el  reflejo de lo que ya vivimos y no queremos repetir, y es normal a nadie le gusta el dolor.


En mi libro de mil y un cuentos lunares, he vivido traiciones, mentiras, falsedades, entre muchas cosas buenas y malas y si bien se que no debería desconfiar en tiempo presente (por utilizar un término) no puedo evitar tener miedo, estoy sintiendo muchas cosas que NUNCA había sentido, esta historia es diferente, no idealizo, no suspiro imaginando, aquí tengo planes que implican un lindo hogar, una cena cada día, las compras compartidas los fines de semana, vacaciones en algún lugar de este planeta, pienso en muchas, pero muchas noches de manos entrelazadas,  es tanto lo que quiero, que le permití al temor hacerme el amor una tarde y sin un café de por medio.


Yo no entiendo si todo esto que sentí es solo un síntoma de lo que soy, una muestra de una mujer con inseguridades propias de su personalidad, solo se que lo que sucedió después de llenar mi cabeza con estopa no fue lo suficientemente caótico o difícil de resolver, por fortuna no, sólo  viejos traumas que se asomaron al verme danzar bajo la luna.


Esta última idea me complace, y más si pretendo no dejar pasar ni a descansar a mis miedos, ya que por mi pueden seguir de largo, no los necesito, él me da  una certeza de este sentimiento a cada paso que da, él  sabe cómo lidiar con mis temores, con mis locuras y con todo esto que soy, y creo que no he sido tan molesta, por lo menos espero que no, porque las personas se cansan y de ninguna forma quiero que sea así, es por ello que me senté a escribir, porque así tendré evidencia de que entiendo que no puedo culparlo por traumas pasados y sobre todo de que evitare pecar con el temor, no volveré a permitir que me acaricie la piel, se acabo,  después de todo, son otras manos las que me interesan.


Comenzando esta entrada, justo después de haberle permitido leer el primer párrafo, él me dijo que me entendía, que a veces a él le sucedía algo similar, sé que no lo dijo para hacerme sentirme bien, lo hizo porque al igual que yo es un ser humano, con miedos, debilidades, con piel y sangre, pero sobre todo con cerebro y con inteligencia, si, somos tan parecidos y tan diferentes, y cada día me enamoro mas de ambos extremos.


Saludos a todos quienes me leen, gracias por ello, y pues les invito a comentar, por cualquier vía, agregándome a facebook, por aquí, en el correo, donde quieran y me encuentren, les agradecería mucho que lo hicieran, porque para mí es una buena forma de crecer en esto que tanto amo hacer.


Nos leemos la próxima!

2 comentarios:

  1. Hola Vanessa:

    Pues yo creo que es muy normal sentir miedo, más cuando las cosas van bien, es un sentimiento muy humano, pero creo que la clave está en que no dejes que eso te domine ni tampoco opaque los buenos momentos que puedas tener.

    No todo en esta vida es de color blanco ni tampoco negro, y si bien es cierto que no debemos aferrarnos a nada, si hay que aprovechar al máximo cada cosa que la vida nos regale.

    Piensa simplemente en que estás en un buen momento, que tienes planes y toda una vida por delante para realizarlos y sobre todo alguien con quien compartirlos, creo que te lo he dicho en otros comentarios, eso no es algo que se consiga a la vuelta de la esquina, así que más allá de los temores y de la incertidumbre, concéntrate en el presente, que es a fin de cuentas lo único que cuenta.

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  2. Muchas gracias por tus comentarios, en verdad me hace muy feliz que me visites.
    Y tienes razón, debo aprovechar el gran momento que vivo y disfrutarlo, espero lograrlo.
    Besos.

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