viernes, 6 de enero de 2012

6 de Enero


Hoy es un día muy curioso, de hecho desde la noche del jueves 5 fue algo extraña... en algún punto (no recuerdo la hora exacta) me descubrí pensando en lo que implico para mí  el día 6 de enero, lo que fueron esos días de mi niñez y lo que significan ahora que tengo a mis sobrinos.
Recuerdo muy bien que cuando era niña esperar la llegada de los santos reyes era como estar sobre una montaña rusa, el sueño se me escapaba y regresaba hasta la madrugada justo cuando el sol se preparaba para salir, era una noche de desvelo, de un hormigueo en las manos, de una emoción que hasta la fecha no ha sido sustituida con nada, era magia pura...


Tengo muy presente muchos de los obsequios que me dejaron los Reyes Magos,  recuerdo hasta el olor y la sensación que me producía sacarlos de sus cajas, era algo tan, pero tan único, que creo que es de esas sensaciones que sólo y únicamente puedes sentir teniendo la inocencia de un niño.
Tengo presente también las mañanas frente al nacimiento, las noches en las que me quedaba a dormir con mis abuelos con la esperanza de ver a los Santos Reyes llegar a dejar los obsequios en la noche, recuerdo esa loca idea que se me metió por años de querer atraparlos justo a la hora de entrar, una pequeña travesura que sustituí pretendiendo cazar en el patio a los gatos del vecino que llegaban a casa a comer las sobras que en aquel tiempo se tiraban a la basura; me da mucha risa el recordarme cargando todos mis juguetes para salir a presumirlos a la calle, -apenas si podía con tanto paquete-, este recuerdo que salta de mi mente a esta hoja  virtual me sorprende, el hecho  que deseara sacar mis juguetes y jugar en la calle es algo que no hacía, puesto que si mal no recuerdo que yo no me “juntaba” con nadie de mi calle, así es mis hermanas y yo no les hablábamos ni nos reuníamos con  los niños que vivían cerca de nuestra casa (tal y como sucede ahora), pero supongo que a esa edad y en esa fecha me olvida incluso de mis propias reglas.
En este momento se me agolpan muchos años 6 de enero, tanto propios como ajenos, la sensación de saber los juguetes tuyos o ajenos, pero no porque deseases los juguetes de otro niño, no, me refiero a mis sobrinos, la carita más tierna de mi Angelito al ver sus regalos, sin entender y sin preguntarse porque un trió de extraños le dejan juguetes, es como regresar a mi infancia, ver la carita de alegría al jugar con ellos, el ver sus dulces y querer compartirlos me hace estar muy orgullosa de mi sobrino.
La perspectiva cambia, el recibirlos siendo niños y ya de mayores ver como los reciben los que ahora son  nuestro más preciado tesoro son sensaciones que no tengo manera de describir, pero que por fortuna he tendió la oportunidad de sentir y eso es algo que me hace muy feliz.

La magia no terminaba ahí, porque la noche del 6 de enero, también era mágica, la rosca de reyes, el chocolate o atole caliente, son parte clave en estas fechas, recuerdo muy bien a mi mama cerca de la estufa sirviéndola bebida caliente, a mi papá cortando la rosca y a mi observando todo desde la sala, debe haber magia porque justo en este momento podría romper la barrera del tiempo y podría acercarme a mi mamá y darle un abrazo y podría voltear y decirle a mi papá que yo quiero un enorme pedazo de pan y es probable que al abrir los ojos y pasar mi lengua por mis labios aún conserve ese sabor tan peculiar y delicioso deja la rosca de reyes.
Todas estas fechas me recuerdan a unión, a familia, me saben a compartir y a estar feliz, tienen una pisca de nostalgia (por los que se han ido) y un tanto de melancolía (por aquello que aún no concluido, por los sueños y las metas que aún no se cumplen); estas fechas tienen olor a sonrisas, a caramelos y dulces de leche, a frutas de temporada sobre todo a naranja y caña dulce, son fechas que cobijan el alma, que unen familias (por desgracia sólo es algo temporal), son fechas para reflexionar, para crear nuevas metas y para reafirmar los grandes amores.
Esto último me da entrada para agradecerle a ese ser especial al que amo, por esa noche de 31 de diciembre que si bien se nos complico un poco por el feo resfrió que le dio, dedo decirles que  se convirtió en una noche que jamás olvidare, porque ha sido la promesa de pasar un año más juntos, de seguir por el mismo camino... gracias por  permitirme compartir la primera noche del año solo contigo.
Sea cual sea la idea o el recuerdo que tengas sobre esos días, creo sin temor a equivocarme que es el sentimiento  más puro e inocente que una persona puede o llegará a sentir; creer  y estar convencidos (seguramente a alguien le ocurrió como a mí)  de haber visto – entre sueños- (quiero pensar racionalmente que así fue) a uno de ellos dejar mi hornito de pasteles sobre el nacimiento, son momentos de nuestras vidas que atesoraremos, hasta el último día de nuestra existencia en este mundo.
Espero que los Santos Reyes les hayan traído muchas ganas de tener un año espectacular, deseo y espero que les hayan dejado energía suficiente para estar a full los 360 días que aún le quedan a este 2012 que recién inicia.
Muchos besos, tengan un gran año y feliz día de Reyes!!! Nos leemos la próxima.

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