jueves, 4 de enero de 2018

Tú, siempre tú


Tus palabras, tus letras retumban en cada centímetro de mi cuerpo, no hay momento, no hay instante de mis días que no te desee junto a mí.

Eres dueño y señor de cada poro de mi piel, logras humedecer este cuerpo mío y tuyo con cada palabra que decido hacer mía.

Eres deseo, amor, pasión, distancia, sueño, paciencia, dolor, ausencia, presencia, cercanía, anhelo, realidad…

Me transportas con cada posibilidad al país del será: sólo espera un momento porque el día llegará. Me llevas de la mano a tu tiempo, a tu ritmo, a tu forma.

Me sacas de mi para ser de ti; las preguntas, las dudas se esfuman en la esperanza de tu llegada, en el sueño de tus manos en mi espalda, de tus labios en mis caderas, de tus manos apretando las mías.

Tomas la idea de mi y en tu voz me vuelves poesía, me sacas del letargo de la vida sin ti, para volverme cualquier canción de amor de la cual me vuelvo protagonista imaginaria con sólo pensar que es a mí a quien esperas.

Me matas y me revives en el adiós y en un hasta pronto; entre la ausencia y el silencio, para un segundo después darme la vida con una frase que transformo en tu mirada, me calma, me da para vivir, para seguir, para imaginar.

Eres pasión de madrugada, entrada de blog, canción de atardecer, café de noche y amor de vida, eres tú, siempre tú.

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