viernes, 11 de febrero de 2011

Me muero por estar en un funeral Romero

Las ultimas dos semanas he pensado mucho en la idea de la muerte, en todo lo que uno no se lleva, en las personas que se quedan, en todo lo que falta por hacer y en las personas a las que quiero en el momento en que deba rendir cuentas finales.

Hace algunos meses, no, mejor dicho hace algunos días, a mi mejor amiga, le pedí muchos favores, le encargue mis asuntos, le dije que y como, deje escritas “instrucciones” sobre que hacer y entre esas "instrucciones" estaba la de las personas que estaban invitadas a mi funeral y solo serian se trataba de cuatro personas,  mis dos hermanas, mi madre y mi sobrino; si eso había pensado, hasta ese momento, creí que no necesitaba de nadie mas para ese día, ya que sólo se trataría de la despedida a la carne por que el espíritu para ese momento lo mas seguro es que ya no este ahí; durante algunos días le pedí el enorme favor de mantener todo tranquilo, música, charla, no llanto, no rezos, nada ceremonioso, nada que pudiera interceder por mi ante esa deidad superior llamada Dios.
Tome la decisión de llegar sin ayuda, sin misas, sin padres nuestros, sólo una vela y era para que no estuvieran a oscuras, le pedí que donde quiera que fuera mi morada final, me hicieran el favor de llevarme  sólo una lili color durazno, en realidad no necesito más que una, la belleza de esas flores puede inundar una habitación y ni hablar de un campo santo.
Así es, cada determinado tiempo, sobre todo cuando me siento mal, me da por hablar de lo me gustaría que hicieran conmigo, lo mas maravillo que podría pasar es que me cremaran y que la mitad de mis cenizas las conserve mi madre o alguna de mis hermanas y la otra parte que fuera llevada a Argentina, que me dejaran entre el rio de la plata y Buenos Aires, ahí cerca de la calle Gral. Francisco Álvarez, ese seria mi descanso perfecto, no sé si sea posible, pero me gustaría tanto.
Bueno, por esos días esa era mi idea para después de, sin embargo el destino, sabio el, una vez mas me dio algo más que una lección, me puso frente a ese espejo de hace años, pero esta vez no era mi reflejo el que vi, ahora era el de un pilar que cayo y que aun no se reconstruye; es tan chistoso esto que me sucede, que deje de angustiarme por ello y ahora cada encuentro va acompañado de una sonrisa, después de todo es pasado y no debe causarme conflicto alguno. 
Este primer encuentro me dejo no sólo información, me dejo ganas, deseos y el firme propósito de saber más sobre ellos, sobre los “otros” Romero. Mientras pasaban las horas hablamos de ellos de mis tíos, de mis otros hermanos, de lo que ocurrió después de aquel fin de semana de show Romero, quien lo iba a pensar, los que se creían dueños de todo, resultaron los gatos de siempre, lo sabia ese día y lo confirmo años después, ese es su lugar y nadie se los va a quitar.
Nada es perfecto y como en todas las familias, no todo es malo y aquí viene la parte de la historia que vale la pena y que explica mis primeros párrafos de este post.
Mientras platicaba con la que ahora es mi doctora, descubrí el mundo fascinante de ellos, me entre de momentos que por obvias razones  desconocía, me platico cuando Julia Rivera mi abuela murió, de como fue su último mes y aquel día en el que dejo de existir, me conto que ese día de pronto las puertas del sanatorio se abrieron y entraron los mariachis, seguidos por la corte de los Romero, todos vestidos de negro con gabardinas, así es, después de que entra el mariachi ellos llegan y es cuando la despedida de un Romero inicia; mientras ella platicaba, era como estar ahí y no es que ella sea una gran narradora, es sólo que tengo mucha imaginación, tanta es,  que en ese momento me llego un dulce olor a rosas blancas; como no podía cerrar los ojos para imaginar, mi mente tuvo que viajar hasta ese día, pude verlos entrar por la puerta principal y dispersarse al rededor del patio, subir por las escaleras y llorar como sólo los de mi sangre podemos hacerlo, de forma tranquila en apariencia, con semblante calmado, mientras por dentro el corazón se desgarra de dolor, sé que soy como ellos, nunca nos ha gustado vernos tan vulnerables y menos frente a alguien de nuestra sangre.
Todo al inicio en sobriedad, digo al inicio por que el escandalo como siempre protagonista de los momentos que marcan a esta familia, nunca falta, seria extraño si no sucediera "algo", bueno, malo, molesto, no hay diferencia, es sólo que nos gusta ser protagonistas, aún estando muertos.
Esto ultimo lo escribo por la muerte de Guillermo Romero, mi tío, el paso un mes entre los brazos de mi papá, lo cuido como se cuida a un niño pequeño, aunque no es algo que mi papá no sepa hacer, desde niño cuido de ellos, desde grande ha cuidado de todos y cada uno; cuando Guillermo murió, fue lo mismo aunque esta vez no fue en un sanatorio, fue en tierra extraña y no grata para todos,  sin embargo la historia se repitió, llegaron los mariachis y detrás ellos, los Romero, aunque dado el lugar algunos no entraron y se quedaron afuera, esperando la hora de verlo salir, la noche continuó en calma por unas horas, sin embargo si algo tenemos los Romero es que cuando creemos tener la razón nos aferramos a ella, acción que ese día provoco tener como protagonista un altercado que terminó en un apagón de sólo una calle, ese día el viento soplaba tan fuerte que en aquel momento y siendo no tan mayor, ella creyó que los cirios se caerían o cuando menos se apagarían, pero él lo no quería, sólo deseaba lo dejaran descansar por fin, había sido dura la espera y sólo quería silencio total.  Cuando todas las voces callaron, la luz regreso y él fue velado sólo esa noche en ese lugar.
Cuenta la historia que así es una reunión Romero, entre caras serias, gestos familiares y poca calma, mucho protagonismo, siempre pasa, a nosotras nos sucede igual, cuando nos reunimos, ese día no se olvida.
Después de tanta charla, al salir de la que fue mi casa, me puse a pensar y sólo pude decir "me muero por asistir a un funeral Romero", esta parte de la historia se ha convertido en mi fascinación y es algo que deseo, ahora quiero que estén todos, que no falte ninguno, quiero mariachis, quiero gabardinas y no quiero llanto, mi lili durazno y sé que será de noche, por que ese día la luna se vestirá de gala y se verá mas brillante que nunca.

1 comentario:

  1. Curiosamente yo también he pensado mucho en la muerte, y siempre uise escribir un Post donde yo describiera lo que sería mi funeral.

    Lo ideal sería eso, que cuando alguna persona fallece, para la familia fuera una celebración de vida, pues lo que nos hace llorar es el apego a la persona; en otro caso los remordimientos, pero creo que lo verdaderamente importante es que la persona se pueda ir en paz.

    Muy interesante tu post y al compartir cosas de tu familia nos ayuda a entenderte un poco y a conocerte mejor.

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