sábado, 5 de febrero de 2011

5 de febrero

Sin lugar a dudas han sido días completamente angustiosos y extraños; pase en una semana del dolor propio al dolor ajeno. Me la viví entre camas de hospital, sanatorios, consultorios, muestras de sangre y esos curiosos aparatitos que usan los doctores, nada del otro mundo, después de todo es un ambiente muy común para mi.

Yo fui una niña que se crio entre olor a medico, a medicina, a quirófano, a benazal, a ampolletas de penicilina, inyecciones, alcohol, desinfectante, batas y equipo de cirugía, jugaba entre camas de hospital a la escuelita, curiosamente jamás jugué a la doctora, desde pequeña supe que seria todo menos doctora; desde que tengo memoria platicaba con mi papa con un escritorio de por medio, la mayoría del tiempo lo vi vestido de blanco, jamás me pregunte si ese seria su color favorito y lo cierto es que no lo sé, no sé cual es su color favorito, en fin eso por lo menos en este relato no es tan relevante, pero sin duda implicará algún análisis sobre mi personalidad departe de alguno de ustedes, mis queridos y muy extrañados lectores.

Como mi papá es doctor, siempre viví en un hospital, no en el mismo sitio, pero de acuerdo a los colores, a los olores, al tipo de piso, a las camas, a los buros y al hecho de que casi era el mismo consultorio, se podría decir que era el mismo lugar, sólo cambiaba el código postal; debo ser muy honesta, esto que escribo me genera nostalgia y un poco de añoranza, extraño las tardes en las camas de hospital, la luz entrando por los ventanales, el piso claro, el olor a medicina y a él estando ahí para mi.

Estos días de muestras de sangre y batas blancas me hicieron extrañarlo, tuve miedo, mucho miedo y entre todo el caos, recordé la ultima vez que me sentí verdaderamente segura y entre mis memorias encontré que fue a su lado, cuando tomaba mi mano para cruzar la avenida, esa fue la ultima vez que me sentí verdaderamente segura, es extraño que sea yo la que escriba esto, y mas cuando procuro ser fuerte y cuando digo que no le temo a nada; ahora que lo pienso me pregunto si es posible considerarse una persona fuerte, pero ser insegura al mismo tiempo, o es acaso que sólo sé disfrazar mis miedos con un "me vale lo que piensen, digan, opinen, crean..., no me importa si..., no le tengo miedo a..."; para ser farsa debo decir que hasta yo me la creí.

Durante estos días añore tanto ser una niña, quería no tener miedo, no asustarme; cuando niña sabia que alguien me rescataría, que si algo me pasaba alguien estaría ahí, sacándome de cualquier lio en el que me metiera, después de todo mi papá es mas fuerte que superman y tiene más poder que el más poderoso, es el Dr. Romero, el es el mejor; si, me aventure a recordar cada momento por pequeño que fuera al lado de él y deseaba tanto que tomara mi mano, después de todo no estoy bien y necesito que me rescates, necesito que me salves, te necesito.

¿Por qué no buscarlo?, por que no decirle, "hey!! mírame no estoy bien, me cuidas?", imposible!!, él no vino a mi cuando tenia que empezar de cero, él se levanto sólo y yo tengo la mejor escuela del mundo su vida, su experiencia, no podía permitir que me viera así, que me mirara con ojos de lastima, de compasión, él no.

Pasaron los días y las cosas mejoraron y yo seguía llamándolo "ven por favor, ven, llega como antes si avisar, toca el claxon de tú auto, hazme salir, lo único que necesito saber es que estas ahí", pero no paso, él no llego, no fue requerido.

Las horas pasaron, algunos días fueron eternos, aun ahora deseo tanto que pase un mes y que me digan que todo esta mejor, pero no, el tiempo pasa lento cuando queremos que camine rápido; ya no pido que venga, ya lo vi, bajo circunstancias muy desagradables, a veces pienso que sólo nos encontrarnos en situaciones lastimosas, en momentos difíciles, pero me basto con verlo para sentirme segura, basto un beso en la mejilla para recordarle que soy Vanessa Romero y que no debe olvidarlo, por que no pude a ver tenido mejor apellido que ese, lo porto con garbo, con orgullo.

Algo que alguna vez había escuchado es que a veces para entender el presente debemos hurgar un poco en el pasado, después de todo estamos hechos de lo que ya fue, por mucho tiempo creí que sólo era una buena frase de charla de gente mayor, ya saben algunas palabras para reflexionar en una tarde de café con los amigos, sin embargo esta semana me llevo al origen, a mi origen y es una experiencia que comparto, por que pese a las circunstancias es algo de lo cual no podía evitar escribir.

Besos y nos leemos la proxima.

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