lunes, 3 de enero de 2011

Primera entrega

Al compas de las velas

A lo largo de mi vía había leído muchos cuentos de personajes asombrosos, de hechizos, y lecturas sobre magia, pero hasta aquel día nada me había sido comprobado, eran simplemente fantasías escritas en libros para pasar el rato.
Aun me causa muy poco de temor recordar aquella calle pero para poderles platicar esta historia es necesario que recuerde ese lugar, esos olores y a esa extraña mujer. Las historias que conocemos sobre las brujas, los magos y  seres especiales resultan una millonaria industria para el terreno literario, la fantasía siempre es necesaria cuando se viven días reales tan difíciles, y por fortuna siempre habrá alguien quien los escriba, sin embargo cuando de forma extraña te ves envuelto en esta "magia" la mente se ve dividida entre creer y razonar.

La había visto danzar al compas de las velas en las noches sin luna, siempre pasaba por ahí, pero nunca me había percatado del color negro brillante de su pelo, del color blanco aterciopelado de su piel; esos ojos grandes, rojos como la llama más avivada del infierno poseedores de una mirada que puede helarte el alma, pero no de miedo sino como acto reflejo de los instintos que se ponen a la defensiva al verse acorralados ante alguien que pretende doblegarlos para sacar de ellos los secretos mas profundos de las cosas ya vividas y de las que están por suceder. Hasta esa noche sólo era una lectora de cartas en una esquina cualquiera, rodeada de personas necesitadas de futuro.

No pretendo asustarles, pero me gustaría prevenirlos, por que tal vez algún día les toque verla bailar como  me ocurrió a mí.

Recuerdo que aquella primera vez que la detalle se movió de una esquina a otra con un baile sensual y cadencioso, sus formas se reflejaban en la sombra que se enmarcaba en una de fachadas de aquella calle, es imposible no detallar, resulta fácil recordar cada parte de su cuerpo danzando para mi, su cabello al compas de sus caderas y sus labios que por momentos se apretaban  tanto como lo hacían sus muslos al compas del ritmo que generaba un viejo músico con un saxofón que se hallaba escondido bajo la tenue luz de un viejo  farol; el olor que se percibía y que aun no sé si lo generaba ella, era a vainilla, pero fresca, con ese aroma tan fuerte que despide de la vaina recién abierta.

Pasaban de las once de la noche, yo había bebido un poco así que la impresión que tenia sobre ella y sobre aquella noche en particular quedaron en mi mente como una especie de sueño, algo no real que formaba  parte de mi estado etílico, sin embargo a pesar de ello deseaba que  aquel suceso, que aquella mujer poseedora de sensuales y seductores movimientos  fuera real.

Por tres días evite pasar por esa calle, no por temor a ella, era mas bien temor a desilusionarme al darme cuenta que todo aquello que aun recordaba fuera sólo eso, producto de mi imaginación.

Querido lector, espero que tu opinión sobre esta primera entrega de este relato que como ejercicio me he propuesto, espero que les guste.
Saludos y que tengan un excelente inicio de semana.

4 comentarios:

  1. SUENA INTERESANTE, DE HECHO INTRIGANTE, ME DEJASTE CON GANAS DE LEER MAS, BUEN INICIO SIN MAS POR EL MOMENTO ME DESPIDO PUES HAY QUE IR A TRABAJAR Y ESPERO PODER LEER PRONTO LA CONTINUACION DE ESTO

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  2. Gracias por leerme y comentar, que te vaya muy bien en tu trabajo y si, esperemos la continuacion jeje, saludoss!!!

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  3. ¡Wow, me encantó! Me fascinan las historias y esta promete mucho.

    Escribes muy fregón Vanessa. Hoy no me siento muy bien, pero mañana paso a comentar en los posts que ya leí, pero me falta dejar mi huella.

    ¡Hasta mańana!

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  4. Marthaaa muchas graciass!!! me alegra que te haya gustado!!!
    Espero que te encuentres mejor, te mando toda la buena vibra, besos, cuidate mucho!!

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