Tener que
conformarse con menos en el amor es una lápida que si decides, deberás llevar
por siempre, a menos que te atrevas a cumplir tus promesas.
Quiero vivir realmente, quiero que mi piel
duela, que sude; quiero llenarme de tierra, ver pasar el polvo, sangrar, ¡quiero
sentir!
Estoy aburrida
de esta vida plana, de este ir y venir sin sentido; estoy cansada, no me gusta
ver pasar los días aportando tan poco a este mundo.
Soy magia
y la magia necesita movimiento, necesita brincar, brillar, palpitar, respirar; y
aquí la vida pesa, duele, pero no con ese dolor que te hace saber que estás viva;
duele de tal forma que sabes que estas muriendo.
El hastío
también puede matar y no, aun no quiero morir, me gusta que mis ojos brillen,
que gusta de apoco sentir el calor del sol sobre la piel, estoy perdidamente
enamorada del frió y de la lluvia, me he casado no sé cuántas veces con la luna,
así que no, no quiero morir.
Y no te
confundas, no quiero hacer del amor un ancla que me obligue a vivir, todo lo
contrario, este amor es el que me ha permitido respirar aun dentro de esta vida que
camina a paso lento.
Antes de
ella ya me acompañabas y eras ese amor que romancea, esa clase de amor que te
despierta con un rayito de sol en las mejillas (aunque fuera por unos segundos)
capaz de iluminar el tiempo restante hasta volver a encontrarme contigo.
Eres y
has sido una palpitación constante, quizá la que ha mantenido en funcionamiento
este corazón, tiene que serlo, tu llegaste a darle cuerda a este motor dormido,
ese al que llaman vida.
Si, una
vez mas (no sé cuantas van, ni cuantas faltan) este escrito es un grito desesperado
desde mis letras para que te enteres que estoy aquí, que vivo, que este amor vive
aquí, que no importa el tiempo, o las historias que estén siendo contadas allá
a fuera, siempre estoy, siempre.
Hoy me desperté
mas lucida que nunca, decidida a luchar contra cualquier obstáculo que se
interponga entre nosotros, en contra del tiempo, de la distancia, de las diferencias;
hoy quise dejar salir todo lo que habita en mí, sin ocultar, sin callar (ya no
puedo, ni quiero), no quiero ahogarme mas en esta vida que no va de la mano de
mis deseos.
Hoy tuve
una clara visión de la vida, vivimos en un mundo donde las almas caminan
desesperadas, deambulan buscando sueños sin la mínima intención de realizarlos,
se llenan de promesas, de anhelos que no se forzaran a cumplir, cargan en su
espalda vidas rotas sin amor, sin deseo y se obligan a caminar así con las
promesas entre los tacones y los sueños en la guantera del automóvil.
Todo este
tiempo se han equivocado, nos han mentido todas esas postales, los libros,
nuestras madres, nos han llenado de frases que nos invitan a conformarnos, a no
vivir, a no luchar. Así que, por favor,
seamos realistas, NO es fácil soñar, cada sueño no realizado implica un
fracaso, una promesa rota a la persona que más debemos amar, a nosotros mismos,
y con todo esto aún se atreven a decir que no nos cuesta nada. Palabrería barata
de libros escritos para cobardes que no quieren acercarse al sol – que mas da
si te quema, ¡qué importa! -; ¿cuántos se atreverían a tocarlo?, ¿cuántos tendríamos
el coraje de atrevernos?, porque nos da tanto miedo ser diferentes, porque no
nos atrevemos a vivir, porque no podemos ser felices.
No quiero
lastimar a nadie, no quiero matar sus sueños, todo lo contrario, quiero que
cada uno de nosotros vaya tras ellos, que se quite el polvo que pesa sobre sus
pies y que corran tras esa vida que están anhelado, que le hagan el amor a esa
piel por la que suspiran, que besen esos labios que se han quedado mirando por
horas tras ese monitor, que se miren en esos ojos de cielo, que se empapen de
la magia de ese lugar que decidieron visitar, QUIERO QUE VIVAN, SIN CULPAS, SIN
MIEDO, PLENAMENTE.
Me desperté
con muchas preguntas y unas ganas locas de besarte, de caminar contigo
encontrando las respuestas a cada cuestionamiento, no quiero que me enseñes lo
que sabes, no busco eso, quiero aprender contigo sobre esa vida que nos espera,
sobre esa vida que está esperando por nosotros.
Así que
mi promesa sigue mas que nunca en pie, llegará el día, en que el final se
escriba con un nuevo principio, llegará el día en que escriba desde aquel
paisaje de tantas postales, sí, llegará ese día, y lo sé, porque hoy sé que soy
capaz de cumplir las promesas que me hago a mí misma.