Jamás importa a donde me dirija o
con quien, si voy tomando una mano o una
correa, siempre voy hablando de ti.
Conmigo, en lo profundo de mí,
justo donde solo la conciencia se aclara para revelarnos la verdad de la que huimos, con mi alma cuando el corazón
pregunta por ti.
Con aquellos cuando soy yo la que
busca respuestas, cuando busco complicidad al hablar de ti. Siempre es lo mismo, mil razones,
mil motivos para no estar juntos.
Y a favor… si te preguntas si hay
algo a favor, si, si lo hay, TU, siempre que hablo contigo y recreo mentalmente
nuestras charlas, tú me dices, ven… y yo siempre te apoyo, yo y este amor que
respira por sí solo, este amor tan incrustado en mi ser.
Sí, nosotros que siempre cómplices
libramos las batallas que abanderan las dudas; cada que la oportunidad se presenta
y el debate de este amor se pone sobre la mesa, nos ponemos del lado del “ve…”,
“ve y búscalo…”, “ve y síguelo…”, “ve y bésalo…,” amalo, quiérelo, ve y no
regreses.
Pero el ruido de la gente, el día
a día, tus historias, la mía, son tan brutales como abrazadoras, se me pegan
como sanguijuelas, me cortan la piel y extraen lentamente la esperanza en este
amor; pero terca que soy, no me rindo, y me quito una a una, no puedo mentirte,
en cada enfrentamiento me quedo con lesiones, pero aún no son lo
suficientemente graves como para rendirme, no ha nacido quien logre hacer que
este amor se acabe.
Escucho los susurros lejanos que
me gritan que regrese, que no me aleje, que no me lance al precipicio, pero no
saben que ahí es donde esta la vida, y desde ahí me gritas “ven”.
Lo que no entienden es que este
amor no es unan tortura, no eres algo que me daña, eres quien me muestra la luz
en los días grises, no logran comprender que es tu latir el motorcito que me
permite respirar; me pase años pegada a un tanque de salvación, yo no podía hacerlo
por cuenta propia, no después de ti.
La vida me pide continuar, pero ¿cómo
hacerlo?, ella sabe que sin ti no sabe.
¿Por qué me pide seguir reglas,
cumplir con normas?, ella sabe que desde siempre he andado contracorriente, mis
ideales, mi estilo, mi forma de ser se salen siempre de lo establecido, no debería
cuestionarme, no debería confrontarme, ella sabe, sí, lo sabe, que sin ti nada
sabe.
Nadie puede contra ti, cualquier obstáculo
es fácil de librar si tu me dices “ven”, todo lo vale por un beso, por un
abrazo, por una caricia, todo cuanto tenga que enfrentar lo vales, tu y yo lo
valemos.
Al final, después de escuchar todo
el ruido del mundo termino con un listado de razones para desistir, tú y yo que
jugamos a favor y en contra, ellos, aquellas, la distancia, todo danzando
frente a mí; en medio de todo el caos y como un acto milagroso logro detener el
paso, frenar el tiempo y centrar mi vista, te miro a lo lejos, entre la
multitud, con tus ojos cálidos, con tu
sonrisa tímida e insinuante y justo ahí todo pierde y la vida cobra sentido,
vuelves a ser mi eje, mi razón, mi meta, mi sentir, mi vivir, y todo se calla,
el mundo deja de hacer ruido y solo te veo a ti, solo te escucho a ti diciendo “ven”.
Sale el sol a lo lejos y el día
se alista para que siga planeando con furia nuestro encuentro.
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