martes, 12 de junio de 2018

¿Por qué no soñamos?


Una vez mas te colarse en mis sueños y si me atrevo a analizarlo, ya no sé si es porque eres un eterno habitante, si son mis deseos contenidos (por años), si son solo los sueños que tengo por cumplir o en el mejor de los casos si será un presagio, que se yo... pero como siempre que sueño contigo es tan real, que al despertar me da por pensar que son recuerdos producto de una vida pasada, honestamente me da miedo imaginar que el deseo nos ilusione hasta el punto de creer que fue algo más que un sueño...

Íbamos en carretera, no reconocí el lugar, y no sabía a donde íbamos, pero sí sé que íbamos concentrados en el camino, no hablábamos, a ratos me mirabas, pero no decías nada, yo tampoco te hablada, te miraba de reojo solo para saber qué hacías (quería descifrar tus gestos), intentaba leer tu mente, me apremiaba saber que querías…  sin éxito alguno, volvía mi mirada al camino.

No sé en qué momento tu mano se apartó del volante, y disimuladamente la pusiste sobre mi pierna, con un movimiento suave te colocaste a la altura de mi muslo, subías y bajas sobre el… como queriendo algo, te detuviste y lo apretaste tan fuerte que la humedad en mí no se hizo esperar, recuerdo que  me impresione tanto que mi corazón se aceleró y se detuvo en segundos (me das y me quitas la vida inclusive en sueños), yo seguía con mi mirada al frente, pero el temblor de mi cuerpo te invitaba a seguir.

Jamás he podido disimular mis ganas de ti y ese instante lo confirmaba, mis gemidos entrecortados hablaban mas por mi que cualquier cosa que hubiera podido decir en ese momento.

Tenía muchos nervios, siempre, desde la realidad, he anhelado esa parte de esta historia y ese momento estaba ocurriendo, tu… hurgando en mí, así que hice lo que haré cuando llegue ese instante…  me dejé llevar por lo que sentía.

Mientras todo ocurría, tu seguías mirando al frente, recuerdo que era un paraje sin autos, libre como suelen ser las carreteras que van a sitios poco poblados, lugares perfectos para perderse y alejarse del bullicio de la gente, supongo que eso te daba la tranquilidad de saber que nadie nos detendría, que mientras llegábamos a nuestro destino cualquier cosa podría pasar.

Eras precavido en el camino y ansioso entre mis piernas, poco a poco te fuiste adentrado en ellas, apretabas tan fuerte, que estuve a punto de despertar, pero no, por fortuna no, mis ganas de seguir soñando esta vez le ganaron a la sensación de placer provocado por ti.

Mientras tus dedos seguían jugueteando dentro mío, mis manos apretadas de placer se aferraban a mi falda, al asiento de auto, quería hablar, quería gritar que detuvieras el carro, que me hicieras el amor de esa forma turbulenta y animal de la que tanto hemos hablado, quería sentir tu boca entre mi sexo, tus manos apretando mis pechos, tus manos en mis caderas, tus labios en mi espalda.

Quería probarte, quería detener el tiempo y sacar todas mis ganas acumuladas, quería desgarrar tu ropa, probar tu piel, lamer tú sexo… pero no podía hablar, toda mi energía estaba concentrada en la sensación de tus dedos en mí, disfrutaba el momento y quería más, mucho más.

Supongo que como siempre lo he sabido, te pertenezco, así que no se bien en que momento comencé a desabotonar mi blusa, pero recuerdo que sentí una ráfaga de viento colándose entre mis senos y al voltear a ver , ellos estaban al descubierto, para ese momento ya habías detenido el auto, estaba tan aturdida por el placer que provocaste en mí, que no supe cuando detuviste nuestra marcha; tu seguías apretando mi sexo, lo acariciabas, lo rozabas, querías desentrañarlo, memorizarlo, o por lo menos eso es lo que yo estaba sintiendo, alcance a oír mi nombre a lo lejos, mientras intentaba razonar, tus labios comenzaron a  succionar urgidamente mis pechos, y justo ahí termine de perder el poco control que tenía de mí cuerpo.

Con  la poca conciencia que me quedaba te pedí que me hicieras el amor, apartaste tus labios de mis pechos y bruscamente sacaste tus manos de entre mis piernas, saliste del carro apresuradamente, violentate te dirigiste hacia mi puerta, la cual abriste con furia, me sacaste del auto y me apretaste contra el, ahí tus manos se volcaron sobre mis senos, cada mano hiso su trabajo; al oído me susurraste que fuéramos paraje a dentro, que no soportabas que el sol tuviera la dicha de tocar mi piel, que querías ser el único que tuviera acceso a lo que había bajo mi blusa, bajo mi falda…

Tomaste mi mano y caminamos cerca de unos arbustos que ocultaban un campo lleno de follaje, sin demora y con mucha urgencia, levantaste mi falda, apretabas mi cuerpo hacia el tuyo, sentía el ardor de tus manos sobre mi piel, y yo, yo me sentía en la gloria, estaba entrando en el paraíso y eras tú el que me abría las puertas.

Me besabas el cuello, los hombros, los labios… nos saboreábamos entre la hierba, entre la tierra, nuestras pieles por fin se reconocían, al fin estábamos en el camino de la comunión de las almas, en el camino a la unión de nuestros cuerpos.

Estábamos ahí, vulnerables ante la naturaleza, teníamos el cuerpo y el alma desnudos, nos enfrentábamos por primera vez a nuestros deseos, a las ganas que nos habíamos guardado durante años, teníamos todo lo que alguna vez añoramos, no puedo hablar por ti, pero si puedo reconocer el deseo con el que me tocabas, con el que me besabas, puedo asegurar que por lo menos en ese instante, en ese sueño, eras mío, solo mío… y de nadie más.

Esta vez me aferre a la vida y no me desperté a tiempo, en esta ocasión el deseo fue mas fuerte que yo y deje que el mundo marchara sin mí, por esta vez, decidí soñar y soñar…, me reúse a despertarme, quería llegar a esa parte en la que te bebes mis orgasmos, esa parte en la que te vienes dentro de mí, y para que no quede dudas del final de esta historia solo puedo decirles que las ganas están esperando nuestro siguiente encuentro, porque las ganas siempre serán ganas y quien mejor que tu para apagarlas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario