domingo, 29 de mayo de 2011

Sofía III

Haciendo a la familia de Doña Amalia a un lado, el resto del mundo -todo el pueblo- confirmo a su manera los rumores acerca de esta excéntrica mujer, se dijo por aquellos días que sus parientes vivieron avergonzados de ella hasta el ultimo minuto que duro su respiración, jamás estuvieron de acuerdo con el camino que decidió tomar, pues según se decía que ella a gusto propio  había elegido ese modo de vivir ya que por pertenecer a una de las familias mas acomodadas de  Torreón era mas que obvio que nunca tuvo apuros económicos, incluso se dijo que tenia por prometido al mismísimo hijo del gobernador de la misma ciudad, lo cual indicaba que  su cambio de vida se debió a una decisión personal.
Como consecuencia de sus "piernas sueltas" su familia decidió cortar cualquier lazo que los uniera a ella, lo único que se supo es que una noche los vecinos escucharon una carreta a todo lo que daba, al día siguiente los padres aseguraron que había enloquecido, y que por recomendación de doctor tuvieron que internarla en un manicomio.
Mientras la familia se encargaba de decirle a todo aquel que preguntaba por ella que una mañana de invierno le entro una temperatura tan alta que le hizo reventar el cerebro, el resto de los habitantes de Torreón con risas burlonas aseguraban que lo que le entro fue una calentura que ni mil hombres lograron quitársela.
Todo el tiempo que duro viva Doña Amalia, su familia se encargo de "llenar" su espacio con rezos y misas en su nombre.  Lo cual generaba infinidades de chistes entre la gente del puedo ya que mientras la iglesia se llenaba con la respetable familia de Amalia, la casa de las muñecas de porcelana (el burdel del pueblo) se llenaba con todos los hombres de la republica, por esos años esa casa tuvo mas clientela que nunca, se corrió el rumor que habían contratado a una nueva muchacha considerada por muchos hombres del pueblo como "una diosa en las artes amatorias", coincidencia, no lo sé, los únicos que realmente supieron lo que paso, se encargaron de hacer de ello solo una historia de callejones, y su protagonista, se llevo sus secretos a la  tumba.
 Yo creo que esos rumores jamás se confirmaron debido a la doble moral que imperaba mas en aquellos años, imagino que  si algún caballero conocido de la familia de Doña Amalia llego a entrar en esa casa, jamás lo dijo, por que seguramente al decirlo a puertas abiertas le hubiera dado efecto inmediato a la creación de un pecado.
Se decía que el resentimiento de la familia duro mas allá de la muerte porque ni a su funeral asistieron, de lo único que se hicieron cargo fue de vender hasta la ultima de las pertenencias de Doña Amalia; los encargados de entregar el dinero decían que el monto fue entregado en su totalidad a obras de caridad, es por ello que la gente sospechaba que la familia había logrado comprar el perdón para el alma de Doña Amalia a través de todas las posesiones mundanas que ella acumuló durante tantos años, a mi corta edad esta fue la única parte que entendí, las personas acumulan pertenecías para después pagar su lugar cerca de Dios.
Ahora dudo mucho que Doña Amalia hubiera aprobado semejante decisión, pero por desgracia murió intestada, no tuvo tiempo de dejarle nada ni siquiera a su acompañante de toda la vida.
No sabría decirles cual es el porcentaje de verdad en los "rumores" sobre ella,  en aquellos años  siendo una niña no entendía a que se referían con  todo lo que hablaban, lo único que puedo asegurar son esas voces de tono bajo hablando y hablando de la vida de los demás. Ahora a mis mas de veinte años lo único que me causa Doña Amalia, es admiración, si bien es cierto que le tocaron tiempos difíciles para ser feliz, ella se decidió a serlo a su modo, un particular y extraño modo, si quieren verlo así, pero quienes eran ellos y quien soy yo para decidir sobre la felicidad ajena.
Como podrán notarlo, fueron muchas las conversaciones que me toco escuchar y por desgracia no me las grabe todas, pero por suerte si me grabe la mas importante, la de Sofía.
 Aquella noche cuando llegaron los nuevos vecinos, hacia una cruel tormenta, así la llamaba mi abuela, decía que tormentas como esa, sólo podían traer desgracias, al día siguiente al claro del sol, las noticias anunciaban la muerte de dos personas ahogadas por la creciente del rio, mi abuela suspiro y dijo, lo peor ha pasado, la tormenta hiso de las suyas, por fortuna, nada en contra de esta familia... mi abuela era buena con las frases, pero muy mala para adivinar el futuro.
Como se acostumbraba, los vecinos debían presentar sus respetos a los nuevo vecinos, frutas en conserva, pasteles, galletas, algo para hacer sentir a los "nuevos"  menos nuevos, mi madre era excelente anfitriona y Sofía era la mejor carta de presentación, así que a mi abuela se le ocurrió organizar una merienda para los nuevos vecinos -ahora que lo pienso, las mejores cosas sucedía entre meriendas-.

Bueno espero les haya gustado esta tercera parte del relato, nos leemos la próxima, buenas noches!!!

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