Quería aguantar, el plan era
dejar que los días pasaran, que esta vez (si, intento número un millón) lo
hiciera posible mediante un sistema comprobado, he oído decir que después de determinados
días pierdes o adoptas conductas, lo más indicado son 21 días para crear un hábito,
pero ¿podría yo no saber de ti en 21 días?
Era una meta muy difícil, a veces
no sé de ti por horas y mi ser te extraña y desea saber qué haces o dónde estás, necesita de un
hola, un adiós, una risita, lo que sea; es por ello que me planteé una meta corta, 5
días, en mi absurdo intento por terminar con esta adicción que tengo de ti,
pero cual droga, apareces con esa dulce envoltura, con alguna acción que rompe con las reglas, que arrasa con lo
establecido, y juro por Dios que no puedo
resistirme.
No puedo ausentarme, no puedo evadirte
y darme la vuelta, cualquier cosa que me haya lastimado pasa a un segundo
plano, que digo segundo, deja de existir, mi herida sana, y la huella, si es que
deja, es mínima.
Y así mis intentos quedan en eso,
intentos fallidos, sin pies ni cabeza, sin sustento alguno, el amor ese tremendo
monstro, arrasa con todo daño, con toda tristeza y regreso a ti, con más
fuerza, con más esperanza, con más ganas de que esta sea la mejor y más
duradera historia.
Absurda que soy, no termino de
entender que este amor es tan fuerte, porque me habitas en la piel, porque estoy
hecha de átomos de ti, porque circulas por mis venas, y por si esto fuera poco, desde
hace mucho sé, que tienes secuestrada mi alma.
Este escrito es el plan de un
escape fallido, si, desde que lo orqueste estaba destinado al fracaso, tenía
que ser así, no puedes ganar una batalla por la que no quieres luchar, no
puedes ganar ante quien te has rendido, ante alguien a quien has consagrado tu
vida entera en cada vida.
Y es que de todas las locuras que
podías cometer, esta ha sido de las más bellas, cualquiera un poco cuerdo sabrá
quién eres y como te llamas. Tú travesura, tú descaro me saco de balance y si
esto no fuera poco apareció la pregunta que me derritió el cuerpo, ¿Dónde estás?
ustedes podrán pensar que es una simple pregunta, pero, algo tan “simple” se
puede convertir en devastador, en destructor de muros, en exterminador de planes,
una pregunta capas de inyectarnos la dosis de vida justa que nos faltaba.
Cuando todo parece perdido,
cuando no te sabes mejor que ella o que aquella y dudas de si es momento de la
retirada, aparece como un relámpago esa pregunta y te quiebra los huesos y
aunque ya no querías mirar, es imposible no AMAR.
En cuestión de segundos estas
dentro otra vez, amando, amando hasta que el amor mismo sea el que me triture.
Gracias queridos lectores por leerme, saludos, tenga hermosas letras y grandes sueños, esta y todas las noches que están por venir.
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