¿Y si te llamo de madrugada?, ¿qué
podría pasar?, no tengo miedo a pecar, total, condenada ya estoy…
No te confundas, esto no es una travesura, las que
escriben hoy son las ganas que están tocando el timbre que entre mis piernas se
encuentra…
No me lo tomes a mal, es esta cabrona necesidad que
tengo de ti, de tu piel, entiende, es una estupidez dormir con ganas, es
cansado despertar con el deseo aferrándose a mi piel, ¿y si te llamo?
Esta vez no soy yo, es la
lujuria, es la pasión la que quiere llamarte, la que quiere un encuentro
contigo, es ella la que me susurra al oído al saborearse tu piel.
Es este encuentro pendiente el
que me tiene despierta a estas horas, empapada en este sudor lleno de ganas que
me brota por los poros, es él, el que me exige oír tu voz.
No tengo miedo de llamarte, sé
que no es prudente, pero necesito escuchar tu tono adormilado, ese tono de tus minutos de cansancio; quiero sorprenderte, que te enteres (por si no lo
sabes) que a estas horas también tengo ganas de ti.
Quiero decirte que estas ganas no
son un juego, que este deseo no es de hoy, es de siempre; que la humedad me
viste cada que pronuncio tu nombre, siempre que pienso en ti.
He guardado dos cigarrillos, para
cuando el antojo me sorprenda vestida, así puedo fumarte en presencia de todos,
a la hora que sea, y hasta acabar…
Quiero llamarte, amarte, mamarte,
quiero darte mis idas y mis venidas, quiero que me invites a follar, que mi
llamada sea la excusa para que toques mi puerta y te atrevas a entrar.
Quiero llamarte, porque si lo
escribo, no te llamare, entrare en razón y nos evitare problemas, por eso quiero
llamarte, esta noche no quiero razonar, no quiero que la moral ni la buena
conducta me hagan desistir de llamarte.
Tengan hermosas letras, saludos.
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