En muchas ocasiones había leído o
escuchado que los escritores precisan momentos tristes, lugares solitarios o situaciones
turbulentas en sus vidas para crear…
Confieso que he llegado a bromear
al respecto, tal vez temiendo un poco el final que le espera a mis días; pero hoy
conforme los días transcurren comienzo a creer que es una premisa en la vida de
todo aquel que quiere trascender, de todo aquel que quiere dejar una huella sobre
este mundo donde la información ha dejado de ser permanente y donde el amor ahora
más que nunca, es cuestión de fe.
Siempre creí que mi gusto por los
lugares solitarios, silenciosos, por la melancolía eran parte de una apatía por
el exterior, por la compañía; pero honestamente, algo que disfrutas tanto, algo
que produce placer desmedido, puede considerarse como un “problema de conducta”,
no lo creo, creo que es parte de amar las letras, de querer encerrarnos en ese mágico
mundo de historias; no está mal querer un espacio solo para ti; no está mal
amar los amores arrebatados, locos, distantes, no está mal amar lo prohibido, todo
esto es combustible para este arte, estos gustos que algunos podrían considerar
dañinos nacen de este amor por crear, por contar, por imaginar.
Hoy les confieso, que no todo lo
que pienso está escrito aquí, muchas de mis letras se han quedado en el fondo
de mi mente, a veces creo que han sido las mejores, (vanidad tal vez) por desgracia,
no siempre hubo cerca donde plasmar, donde guardar, algunas veces, alguna preocupación
se apareció y eso dio pie al olvido, sí, quienes comparten este gusto conmigo,
saben que cualquier momento es ideal para imaginar (la inspiración es una dama
caprichosa), es por ello que no todas las historias son plasmadas, tristemente a la mayoría se las lleva el viento.
Pero las que logran ver la luz, no surgieron en momentos específicos, esto no
tiene un horario, no hay programación a la hora de imaginar, a veces nos
alejamos de alguna actividad; estoy segura que más de uno ha estado escribiendo
por dentro en medio de una charla de domingo, o tal vez, caminando sin rumbo
definido van construyendo finales felices de color celeste; supongo que es eso
que llaman inspiración, sí, ella llega de pronto, sin invitación, aparece con
un mensaje, con un hola, con un abrazo o con un portazo, ella no sabe de momentos.
Sin embargo, la soledad, el silencio,
son grandes compañeros al momento de escribir, cuando menos yo no sería nada
sin ellos, pero siempre creí que era una extraña manía, algo que no tenía mucho
sentido, pero hoy que el futuro no se ve claro, hoy que decidí despojarme un
poco de mis ropas en esta entrada, les confieso mi amor incondicional por la
soledad, por el silencio; desde que nació este espacio muchos de estos escritos
han sido creados mientras me alejo de todo, sí, este es mi sitio favorito para
esconderme del ruido del mundo.
Es por ello, que hoy vengo a él, estoy
buscando un poco de cobijo, vengo por un poco de paz, el ruido de allá afuera
esta lastimando mi corazón, esta alentando mi mente, hoy vengo aquí buscando
respuestas, necesito que me diga hacia donde ir, me siento tan perdida que
requiero que me indique por dónde seguir y con quien.
Gracias queridos lectores, gracias
por seguir leyendo, por las visitas, me hace muy feliz que me visiten, saludos,
abrazos afectuosos y tengan hermosas letras.
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