miércoles, 18 de julio de 2018

La otra cara de la luna.



¿Cómo pudiste amarme después de mis acciones?

Por estos días quise echar un vistazo a la que fui algún día, en este camino tuve que hacer paradas entre correos y escritos que deje en cajones bajo llave; durante años me era muy doloroso abrirlos, pero por estos días tengo un rayo de valentía así que aquí estoy enterándome del daño que alguna vez cause.

He sido una perra, -perdonen queridos lectores mi expresión-, pero no encuentro otro calificativo que me describa, hoy estoy aquí porque este espacio que nació por él y para él, y encuentro justo que aquí sea donde venga a contarles que es cierto aquello que dicen que “si caperucita cuenta el cuento, el lobo siempre será el malo”.

Ustedes saben que este lugar está impregnado de todo el amor que sentí por él, aquí también me he refugiado de su ausencia; este lugar esta tapizado de todas  las veces que le he gritado para que me ame, aquí también están las suplicas por ser leída (por ser amada), así que para mí este es el mejor escenario para ofrecer una disculpa a este personaje que alguna vez y pese a mi comportamiento, me amo.

Sí, hoy hice un viaje a mis letras del pasado, hoy miré a la que un día fui y honestamente estoy llena vergüenza, de dolor, de rabia por haber sido tan hija de puta con ese hombre que alguna vez me amo.

Tú me mostraste tus miedos y yo los junte y los arroje en tu cara; tome tus secretos y en un rato de dolor los use a mi favor para lastimarte y eso es lo más horrible que cualquier ser humano puede hacer.

No encuentro palabras para expresarme bien (hoy no las tengo), es demasiado dolor el que siento, nada justifica lo que llegue a decirte, a hacerte... y ahora entiendo porque la historia se escribió de esta forma.

Él siempre me dijo que era un hombre tranquilo y ciertamente lo es, creo que cualquier otro en su lugar hubiera reaccionado y con toda justificación de una mala manera, pero no, él no, todo lo contrario, supo entender mis miedos, supo comprender mis razones (tontas, siempre tontas) y me siguió amando.

Él es un hombre que ha conocido lo mejor y lo peor de mí, es un hombre que aun camina por aquí, que me lee y me comprende, pese a que el día de hoy la historia es diferente, hay algo que nos unirá siempre...

Señor P., hemos sobrevivido a las balas que la vida nos mandó, hemos salido ilesos de lo no escrito, construimos una historia que a ambos nos dejó crecimiento personal, fuimos protagonistas de un amor lleno de magia, sobrevivimos a la distancia y hoy estamos en una nueva etapa en donde los lazos son tan sólidos que sabemos que este cariño sobrevivirá cuantas balaceras la vida nos mande.

Te nombro aquí donde tantas veces he escrito de ti, de lo que fue y de lo que es, de lo que sentí y de lo que siento, porque sé que te lastime (podríamos decir que es cosa del pasado, pero si aun logra doler es que aun hay que trabajar  en ello) y es justo que pida tu perdón, hoy te escribo con mi rostro lleno de lagrimas y mi alma enjugada en dolor, porque la mujer que hoy habita esta piel ya no es mas esa niña berrinchuda que alguna vez te lastimo.

La vida, los años, los amores que he vivido, tú, me han enseñado que el que ama no lastima, no hiere y así como aquí están mis reproches y mis sin sabores, también quiero reconocer cuando no he hecho las cosas bien y si en aquel momento no lo entendí, el día de hoy si, es por eso que pido perdón.


Hoy entendí después de muchos años lo que no quería ver, en esta historia también fui un verdugo, me escondí tras mi edad para lastimar, me justificaba bajo el argumento de que no sabia amar, y puede que haya algo de cierto, pero hoy no creo que algo de eso tenga valía para justificar mis acciones.

Pero él aun hoy me justifica, me dices que el amor no entiende de esas cosas (sí, así es él, dulce y comprensivo Señor P.), me arropas en comprensión y me quieres hacer sentir bien. Por eso quise escribirte aquí, porque es justo que sepan de la cara que no mostré del hombre que alguna vez me amo, quiero que sepan que eres un hombre que sabe perdonar y avanzar.

Si te soy sincera, quisiera cambiar la historia, herirte menos, amarte más o por lo menos amarte mejor, quisiera decirle a ella, a la Vanessa del pasado que así no se lidia con el dolor, que no es justo tomar la confianza que le depositaron en las manos para lastimar a quien ama; pero no puedo, los años transcurrieron, y nuestros caminos se separaron, y el daño está hecho.

La historia es así y no la puedo modificar, pero eso no significa que el día de hoy no pueda mejorar la historia que estamos escribiendo, así tan extraña y poco usual, el día de hoy puedo prometerte que, si en mis manos esta el que te ayude a ser feliz, así será, es una promesa.

Gracias a todos por leerme, ha sido una entrada dolorosa, pero era necesario escribir sobre la otra cara de la luna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario